En el ataque de pánico el sistema de alarma natural deja de cumplir su función adaptativa. En lugar de actuar como un mecanismo de preparación, atención, protección y alerta frente al peligro, se desregula activando la respuesta emocional en cualquier momento y lugar sin motivo aparente. De esta manera, convierte situaciones cotidianas y normales en situaciones amenazantes a las que hay que evitar.

“Una vez disparada la primera crisis las cosas ya no vuelven a ser como antes”, advierte la licenciada Solange García Bardot, y agrega que si el ataque de pánico no se diagnostica y se lo trata como tal, la enfermedad avanza activando un circuito de evitación, miedo, más evitación y más miedo. “Se trata de evitar cualquier situación que pueda dar la sensación de falta de control. La persona comienza a centrar su atención en las señales que le advierten si vendrá otra crisis, cualquier síntoma físico se convierte en una amenaza”, detalla.

Volver a una situación igual o parecida a la que se encontraba cuando le sucedió el primer ataque es prácticamente impensable. Por eso, las víctimas del pánico evitan ir a determinados lugares o situaciones. Estas conductas evitativas tienen la intención de reducir la posibilidad de riesgo a grado cero, pero sus vidas se ven seriamente afectadas. Pueden evitar el contacto social, el trabajo, incluso salir de sus casas se vuelve muy difícil, lo que afecta notablemente la calidad de vida. Ante todo se busca la seguridad instalando conductas evitativas, aunque esto resulta en exactamente lo contrario.

Miedo a sufrir miedo

La agorafobia (miedo al miedo) es otra de las características fundamentales del cuadro. Vivir así corroe las relaciones sociales laborales, familiares y las condiciones socioeconómicas. Además, la autoestima comienza una espiral descendente no permitiendo juntar la fuerza necesaria para afrontar las situaciones

En este círculo vicioso -que aumenta con el tiempo si el ataque de pánico no se trata-, la persona se encuentra atrapada y comienzan a aparecer síntomas depresivos. Es importante tener en cuenta que en el 80% de los casos los trastornos de pánico van acompañados de depresión. Los trastornos de ansiedad son considerados los más comunes de los trastornos psicológicos en Estados Unidos. Una de cada cuatro personas ha pasado o pasará por algún tipo de trastorno de ansiedad. Es dos veces más común en mujeres que en hombres, esta diferencia está relacionada con determinantes hormonales biológicos y sociales que hacen que la mujer sea más vulnerable.Es relativamente frecuente que los trastornos vayan asociados con algún otro tipo de trastorno, como adicciones, trastornos del ánimo y/o de la conducta alimentaria.